VALOR DE LA FILOSOFÍA
¿CUANDO HABLAMOS DE
FILOSOFÍA?
Diariamente
realizamos muchas actividades en la casa, en el colegio, en la calle, en el parque…
Para realizar bien nuestros deberes debemos comprender por qué los hacemos y de
qué forma los podemos llevar a cabo.
Cuando nos damos cuenta que realizamos bien estos deberes, nos sentimos
más seguros de nosotros mismos y
emprendemos la siguiente actividad con una mejor disposición. Cada día vamos construyendo una forma muy
personal de vivir; de actuar, de comportarnos, la cual nace de la observación
de nuestro entorno: la familia, los amigos, el colegio… Por ello, cuando
consideramos qué ropa ponernos, que actividad realizar, si hacer o no un
trabajo para el colegio, etc., estamos poniendo en práctica nuestros criterios
para decidir y en ellos se refleja nuestro estilo particular de vivir.
Algunas
personas impactaron a la sociedad de su tiempo por su forma personal de
percibir el mundo y de ver las cosas, y fueron seguidos por muchos adeptos que
consideraron válida esa forma de ser. A
ellos se les llama filósofos y a su
forma particular de ver el mundo filosofía. Son muchos los filósofos que dejaron su
huella en la historia, entre éstos
podeos mencionar a Sócrates, Platón,
Aristóteles, Santo Tomás, San Agustín, Rousseau, Voltaire, Kant, Hegel, Marx y
Freud, pero la filosofía no es sólo
la obra de algunos pensadores, es también lo que hacemos nosotros mismos cuando
nos preguntamos acerca de lo que pensamos cuando hablamos, cuando tomamos una
decisión o cuando escribimos.
La
filosofía, como dice el pensador español Ortega y Gasset, nos ayuda a ubicarnos
en la vida cuando estamos perdidos, por ello los problemas de la filosofía son
los problemas de la vida. La filosofía
ha sido y es para cada época de la historia, una búsqueda de una respuesta a la
situación, a la cultura, a las necesidades, al sentido de la vida. El hacer filosofía es un acto consciente que
exige descubrir el sentido de lo que hacemos, darnos cuenta del porqué
realizamos las cosas y la forma como las realizamos; gracias a esta reflexión
podremos construir nuestra personalidad, nuestros criterios y nuestra propia
identidad. Ser filósofo hoy es un reto,
un riesgo y una lucha, pues la sociedad contemporánea nos ofrece una multitud
de modelos para imitar y espera que sean asimilados sin cuestionarlos. Cualquiera de nuestros actos diarios responde
a un estilo particular de vivir.
CÓMO HACEMOS
FILOSOFÍA
En
la tradición cultural a la que pertenecemos, es decir, aquella que nació en
Grecia y Roma y de la cual los pueblos occidentales somos herederos, la
filosofía ha existido como una disciplina intelectual desde hace 25
siglos. En sus inicios se presentó como
la primera y única forma de llegar al conocimiento cierto y válido de los
asuntos humanos y de los acontecimientos físicos relacionados con el mundo
natural. Hasta el siglo XVI fue la única
forma de conocimiento verdadera e inmodificable. A partir de ese momento, y como fruto de la
filosofía, surgieron las llamadas ciencias
empíricas, es decir, aquellas que consideran la experimentación como la
única forma válida de conocimiento. Las
ciencias empíricas, algunas veces a favor de la filosofía y otras en clara
oposición, fueron planteando nuevas respuestas a las preguntas sobre el
conocimiento y sobre los sucesos del mundo natural. Éstas en muchas ocasiones no sólo fueron más
claras, sino también verificables. El
desarrollo de las ciencias ha sido creciente.
Gracias a su aplicabilidad no sólo se desarrolló la industria, y la vida
del hombre moderno se hizo más sencilla y cómoda. Pero los conocimientos científicos se limitan
a los fenómenos verificables, y sus criterios son válidos y útiles sólo para
ellos. Sin embargo, una descripción
clara, científica, lógica y verificable, no logra responder a preguntas como: ¿cuál
es el sentido de la existencia?, ¿Qué sentido tiene amar a otra persona?, ¿por
qué algunos hombres entregan su vida por amor?, ¿qué hace más humano al
hombre? Estos son algunos de los
problemas a los cuales la filosofía sólo puede dar respuesta, y que permiten al
hombre lograr una vida feliz y su realización personal. La ciencia nos permite conocer lo que nos
rodea, explicando y describiendo los fenómenos, pero sólo la filosofía nos da
el sentido humano de nuestro quehacer cotidiano.
La
palabra griega “praxis”, tan incorporada al lenguaje actual, significa acción.
La praxis filosófica, por tanto, nos habla de un modo de hacer
filosofía distinta de la pura especulación o contemplación. Desde este punto de vista, la filosofía,
entonces, consiste principalmente en un saber
dirigido a la acción. La praxis
filosófica es tan antigua como la filosofía.
En los primeros sistemas de
pensamiento filosóficos estuvo presente, bien sea de forma personal o
proyectada a la sociedad, pero siempre buscando transformar a algo o a
alguien. Sócrates, por ejemplo, se
propuso con su filosofía “mejorar la
ciudad mejorando los ciudadanos”.
EL ORIGEN DE LA
FILOSOFÍA
Inmersos
en nuestra cotidianidad y en la necesidad de atender los asuntos urgentes –las responsabilidades,
los deberes, el trabajo, la supervivencia-, rara vez tenemos la oportunidad de
plantearnos las preguntas de las que se ocupa la filosofía. Sin embargo, la filosofía ronda nuestra vida
como un espíritu tutelar; sin previo aviso se nos revela envuelta en una
especie de hálito mágico y nos saca de la monotonía de la vida práctica. Así entendieron la filosofía algunos autores
clásicos, como Boecio, quienes la
imaginaron como una hermosa mujer que se ocultaba detrás del velo de los
asuntos cotidianos, detrás de lo obvio, de lo evidente, algo así como una
sombra que invitaba a dudar de lo establecido, de las convenciones de cualquier
índole que se admiten como claras e incontestables. Boecio, quien vivió entre el 430 y el 524 , creía
que detrás de las cosas aparentes era posible entrever la presencia de esta
mujer hermosa, que brillaba a pesar de encontrarse descuidada y deslucida por
culpa de los hombres, quienes no se ocupaban debidamente de ella. Y juzgaba urgente la tarea de dedicársele
para componer su apariencia y lucirla como se merecía. La manera de llevar a cabo esta componenda,
según Boecio, era precisamente que el hombre curioso se permitiera asombrarse del mundo.
Asombrarse
significa dejar de ver sólo hasta los límites de nuestras necesidades y
utilidades prácticas y levantar la mirada más allá de lo que todos los días se
nos presenta como “normal” o “conocido”.
De esta manera seria posible descubrir que todo aquello que parece “obvio”
en realidad no lo es. La costumbre de
ver las cosas de todos los días no nos permite ver lo maravilloso de esto: las
cosas pasan. A este hecho los filósofos
contemporáneos los llaman en sucederse
de las cosas. Has visto todos los días
el sol levantarse por el oriente, pero ¿te has puesto a pensar en lo asombroso
de este acontecimiento? ¿Has pensado en
lo que podría pasar si un día el sol permanece oculto? Preguntas como estas nos permiten darnos
cuenta de que el mundo está lleno de muchos misterios por resolver, y que para
intentar revelarlos, necesitamos volver a ver el mundo como la primera vez,
como cuando éramos niños pequeños y hasta las cosas más banales nos
sorprendían. Todos los filósofos han
comprendido que este asombro es el origen de la especulación filosófica. Así
lo hicieron los primeros sabios griegos, al hacer de lado las razones míticas y
tratar de comprender, con sólo razón, cuál era el principio y el modo de la
naturaleza. Así lo entendió Aristóteles cuando, al comienzo de su Metafísica, asoció el deseo de saber,
natural en los hombres, con el asombro que produce reconocer que las cosas
suceden; y así lo comprendieron algunos filósofos contemporáneos como Husserl, quien nos pide a los que
comenzamos a filosofar que nos olvidemos todo lo que sabemos y que simplemente,
abramos los ojos al mundo que sucede a nuestro alrededor.
EL SABER HUMANO
La
palabra saber tiene muchas significaciones.
Se ha dicho en términos generales, que consiste en conocer las cosas con
certeza, es decir, con un conocimiento firme y suficiente. Más correctamente el filósofo alemán Inmmanuel Kant, lo define como “el
asentimiento suficiente, tanto desde el punto de vista subjetivo, es decir,
desde el sujeto que observa, como desde el punto de vista objetivo, es decir
desde el fenómeno que se deja observar”.
El saber se distingue de la ignorancia,
que es una ausencia de conocimiento, y de la opinión, que es un conocimiento probable al cual no se le presta
asentimiento subjetivo ni objetivo, por lo cual lo expresamos diciendo: creo
que, pienso que, me parece… La palabra
saber designa entonces un conjunto de
conocimientos ciertos, que deben ser establecidos de forma racional y
organizados con una estructura lógica.
La
forma más común de clasificar el saber lo divide en universal y particular: el saber particular busca el conocimiento
de un sector limitado de la realidad, corresponde a las ciencias particulares
tales como la biología, la botánica, la medicina… El saber
universal busca un conocimiento cierto de la realidad total, como por
ejemplo, el conocimiento de qué es el bien y el mal, lo justo o lo injusto… A estas inquietudes responden: i. El saber religioso constituido por los
principios y conocimientos que fundamentan el conjunto doctrinal de una
religión, del cual participan todas las personas que lo profesan; ii. El saber
popular constituido como fruto de la conciencia colectiva que se formó a lo
largo de la historia, a través de las experiencias individuales o del
pueblo. Lo reconocemos en refranes como:
“no por mucho madrugar amanece más temprano”; iii. El saber
filosófico se presenta por el origen de las cosas o primeros principios,
con el fin de descubrir el sentido y la explicación de lo que ocurre a nuestro
alrededor y dentro de nosotros mismos. El
desarrollo de la racionalidad en el hombre es el fruto de un largo proceso
biológico que le permitió tomar conciencia de si y luego dominar la
naturaleza. Ese proceso recibe el nombre
de hominización, a partir del cual
se le entregó al hombre la responsabilidad de administrar el mundo de un modo
inteligente. La filosofía es el medio
que le permite al hombre tomar conciencia de su responsabilidad con el mundo y
consigo mismo.
DEL MITO A LA RAZÓN
En
un comienzo los hombres explicaron los fenómenos de la naturaleza
atribuyéndolos a los dioses. Este tipo
de explicaciones recibió el nombre de mitos. Posteriormente buscaron explicar estos
mismos fenómenos de una forma más racional y satisfactoria. Así comenzó a surgir la filosofía. En la antigüedad es imposible deslindar con
claridad el terreno del mito, del terreno de la filosofía. Sin embargo, se puede decir que la filosofía
surgió en Grecia, la India y Egipto, de un grupo de hombres que se preocuparon
por la búsqueda de explicaciones racionales a los fenómenos. Las respuestas que lograron les ayudaron a
comprender la naturaleza y a restarle valor a los mitos, originando un proceso
de desmitificación. Estos grupos comenzaron a buscar lo
esencial, no ya en la causa externa a los fenómenos, sino en ellos mismos. La búsqueda del principio originario de los
fenómenos de la naturaleza, fue el primer gran problema que abordaron los
diversos autores griegos. Este principio
fue denominado por algunos como arjé.
A pesar de todo la desmitificación no fue completa, algunos de
los primeros filósofos mantuvieron elementos de los mitos tradicionales.
Las
creencias y el modo de pensar de los pueblos orientales influyeron sobre el
pensamiento griego. Por ejemplo, en la
época de Aristóteles se aceptaba comúnmente que las ciencias matemáticas
provenían de Egipto y que la astronomía provenía de los maestros
babilónicos. La influencia china e hindú
también aparece en los mitos griegos, sobe todo en lo que tiene que ver con el
origen y la constitución del mundo. La cultura
griega se desarrolló desde el año 1300 a. de C., y fue conformándose hasta
llegar a su esplendor hacia el año 400 a. de C.
Al unificarse con la cultura romana generó en Occidente un poderoso
desarrollo intelectual a partir del cual se consolidó la economía, la política
y la religión. La filosofía se convirtió
así en la base del desarrollo cultural que guío al mundo en la época antigua y
se reconoce en la historia como la época
grecorromana. El nacimiento de la
filosofía griega fue el fruto de muchas circunstancias: La ubicación geográfica: la filosofía griega se originó en las
colonias portuarias de la costa asiática del mar Egeo, como Efeso y Mileto; el
ambiente cultural: esta ubicación privilegiada favoreció un clima de
intercambio no sólo comercial sino intelectual.
Los pueblos griegos pudieron familiarizarse con conocimientos de
diversas culturas y cuestionarse su forma de ver el mundo; la organización social: la sociedad estaba organizada alrededor de
la polis. Cada uno de los ciudadanos
libres de la polis estaba en capacidad de ejercer sus derechos políticos y, en
esta medida, las decisiones eran tomadas con la participación de todos los
ciudadanos.
Bibliografía:
VALERO,
Carlos Arturo, GALINDO, Luis Eduardo y Otros. Filosofía 10º, Editorial
Santillana Siglo XXI, Santafé de Bogotá. Pág. 11 - 15; 2000.
Actividades:
,
Con
base en la información del texto, responder:
1.
¿En
qué se diferencia la filosofía de la ciencia?
2.
¿Qué
nos permite la filosofía?
3.
¿Por
qué razón podemos afirmar que la filosofía se origina en el asombro?
4.
¿Qué
tipo de saber es más valioso? ¿Por qué?
5.
¿Todos
los tipos de conocimiento responden de la misma forma a las inquietudes del
hombre? ¿Por qué?
1. la Diferencia entre filosofia y ciencia es que Básicamente la Ciencia en Hechos y Acción... La Filosofía es palabra y pensamiento.
ResponderEliminar2. La filosofia nos permite una búsqueda de una respuesta a la situación, a la cultura, a las necesidades, al sentido de la vida.
3.la filosofia se afirma al asombro es hacia lo inexplicable de la naturaleza, desde que te ves al espejo ¿por qué estoy aquí, de dónde vengo, cómo surgió mi existencia en el mundo, de dónde vino el mundo? son algunos ejemplos de las preguntas sin respuestas concretas que te encuentras en la vida.
4.si es en filosofia te recomiendo el saber filosofico porque este te enseña como ayar tu felicidad y el sentodo de lo que eres te orienta en tu existencia en vida.
5.Porque la inquietud es el paso previo al conocimiento